01 de Enero, 2025
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taller de escritura 2025 caballito |
Años fumando como un escuerzo hacièndome bolsa, pelota destruyèndome inexorablemente:
a los 16 años, mi primer cigarrillo, un verano soleado en la calle, y todo por juntarme con giles: giles que fumaban, se drogaban, tomaban alcohol y murieron jòvenes, al pedo, al divino botòn.
A los 16, dejè de hacer deporte, yo que habìa hecho todos los deportes habidos y por haber, yo, que era, ni màs ni menos, que un deportista consumado (aunque amateur).
A los 17 ya fumaba un faso tras otro: ya querìa dejar y no podìa: el tabaquismo me iba consumiendo, ademàs, me alcoholizaba solo, solari yirigoyen: recuerdo tomar una botella de cerveza de litro, una noche, en Constituciòn y totalmente borracho volver a mi casa, en medio de la noche desierta.
Ya por entonces, era algo asì como una suerte de fantasma: vagaba por las calles sin rumbo fijo o con mi amigo Asdrubal Sebastiàn Carreño (¿què serà de èl?) tomàbamos 1 litro de cerveza en las plazas verdes y soleadas luego de engatusar al amable almacenero del barrio mediante vagamente sutiles artimañas o simplemente abusando de su confianza como si fuera un cuento de Felisberto Hernàndez (su narrativa completa adquirida ùltimamente en la Librerìa Hernàndez).
O tomàbamos cafè con leche en El Coleccionista (arriba de ese bar notable vivìa Nalè Roxlo) y comìamos un tostado, invitado por moi.
Còmo lamento haber gastado tanto dinero al pedo en esos antiguos kioscos de mierda que me vendìan veneno como hacièndome un favor y nunca tenìan cambio: eran tan poco lo que ganaban con la venta de tabaco y otras porquerìas que so pretexto de no tener cambio te vendìan caramelos y otras mierdas que te hacìan pelota los dientes para no hablar del cigarrillo.
Años bailando tango en esos salones llenos de humo que irritaba la vista, enrojeciendo los ojos: no se veìa absolutamente nada, nos manejàbamos con largavistas para invitar a bailar a las damas.
Sentados en hileras, nos desplazàbamos en ronda en contra de las agujas del reloj por lo cual, el tiempo pasaba volando, se disolvìa como el azùcar en la taza de tè como las volutas del humo del cigarrillo que se volatilizaban en la nada.
No obstante, bailàbamos con las bellas tangos, milongas y valses llamados criollos pero todo no era màs que un lìmpido pretexto una mera excusa galante para tenerlas en nuestros brazos y franelear suave y delicadamente sus tiernas tetitas llenas de maternal y sabrosa leche.
A veces tenìamos la dudosa fortuna de acostarnos con ellas en los màs turbios hoteles de mala o buena muerte y en ese encamarse, creìamos ser felices alcanzando la efìmera y extraña felicidad del orgasmo, ese relàmpago inusitado ese dulce terremoto interior e imprevisto que llenaba las noches de dicha y lo real o mundo tendìa a extinguirse de pronto para dar solo paso a la existencia del placer.
O cenàbamos en la taberna de la esquina con la profesora de gimnasia de dulces ojos o con la psicòloga lacaniana a los efectos no solo de morfar sino de entregarnos a bizantinas discusiones acerca de Lacan o el arte en general, por ejemplo: el arte era algo con su peso especìfico o la especialidad de la casa o era algo que simplemente atravesaba la vida entera disolviendo sus lìmites y abarcando en consecuencia el universo en general y o la naturaleza en particular?
Còmo me gustaban las mujeres! Me parecìa mentira que pudieran existir criaturas tan bellas, por otra parte, era profundamente prejuicioso o directamente misògino, y por lo general, detestaba cordialmente su manera de ser, sus histerias, sus descontroles, su falta de ètica, sus intereses, sus egoìsmos, y en general, todo su mundo moral ...
Amaba la belleza ardientemente pero detestaba la falta de verdad, de sinceridad, de autenticidad ...
Una mirada machista ciertamente, propia de un machirulo, lo admito, no obstante, aquellos juegos sexuales o bàsicamente perversos o incluso sadomasoquistas, aceleraban el orgasmo, permitìan una cierta variaciòn sobre los mismos temas y la fractura de una cierta monotonìa, una cierta rutina detestable ...
Pensar que hace años no tenìa esta molestia absurda hoy acaso reactivada a causa del llamado sexo oral ...
Pero quiero volver a los màs gratos recuerdos: con mi amigo Asdrubal o mi amigo Claudio o mi amigo Alejandro Acobino hoy todos muertos por una razòn u otra suicidados por la sociedad ...
Recuerdo las noches en que vagàbamos por avenida Corrientes: hurtaban libros de las librerìas ante la mirada atònita de los vendedores salìan disparados hacia el obelisco egipcio que como un falo està clavado en el corazòn de la ciudad en el centro profundo y es objeto de los màs variados rituales: las
gentes se reùnen a veces a su alrededor con el objeto de celebrar algùn evento o victoria posible
pero nosotros luego de tomar algunos copetines o de celebrar alguna muzzarela chorreante en alguna pizzerìa cercana o deslizàbamos algùn piropo en el oìdo de las bellas hoy un gènero en franca extinciòn como si se tratara de una especie animal o del reino vegetal.
De ninguna manera arrojàbamos barrabasadas a las hermosas: de ninguna manera, en absoluto.
Pero no tenìamos suerte alguna con las pendejas de nuestra misma edad por lo cual tentàbamos fortuna con las màs veteranas y nos sumergìamos en los lechos nos zambullìamos en las camas matrimoniales o no o entràbamos en los màs mugrientos y baratos hoteles alojamiento o albergues transitorios oscuros con redondas camas giratorias o cuadradas llenos de telarañas siniestros francamente hasta la nàusea hasta el hartazgo.
Lleguè a tener un cajòn repleto de peines negros de plàstico y siempre estaba munido de una caja de profilàcticos para no tener malas sorpresas, martes 13 imprevistos.
Pero lo cierto es que yo no tenìa un maldito centavo, una puta moneda partida al medio ya que me patinaba toda la plata ganada con el sudor de mi frente cafeteando absurdamente llevando una absurda vida bohemia que francamente no me llevaba a ningùn lado.
No me explico còmo las bellas podìan aguantarme: es que no me soportaban realmente: era yo demasiado demandante, segùn ellas y segùn recuerdo que ellas decìan: nunca tenìa un maldito centavo, una fucking moneda partida por la mitad ya que me patinaba el dinero comiendo afuera de casa en los grandes bodegones del barrio siempre repletos de comensales ya que la comida era muy buena y muy barata.
Incluso a veces, concurrìa allì mismo con alguna bella. Pero, mientras comìamos, algùn hdp miraba desmesuradamente a la hermosa en cuestiòn ponièndome los pelos de punta ponièndome la piel de gallina, no por el miedo, creo, sino porque no podìa estar peleàndome con medio mundo ...
Esa bella era bellìsima realmente, al punto tal que yo a veces me preguntaba por què diablos me darìa pelota, por què me daba su amable atenciòn:
fellatios en las plazas municipales allì mismo donde habìa existido hacìa algunos años atràs una escuela primaria detràs de los arbustos y mientras multitud de automòviles nocturnos pasaban por la avenida Independencia.
Era tan bella esa mujer que las otras mujeres la miraban con admiraciòn tal vez se preguntarìan: què hace este encanto con este monstruo o mero adefesio con anteojos culos de botella y para colmo de males gordo y mal entrasado?
La bestia y la bella.
O con la rockera Alejandra en medio de un colectivo varios tipos le decìan toda clase de sandeces mientras yo no decìa ni mu tenìa que comerla doblada o simplemente me armaba y desarrollaba mi paciencia como varias capas de ropa frente al intenso frìo invernal o màs bien infernal
porque el infierno si existe ha de ser como una pista de hielo una càrcel de hielo una vacìa catedral de hielo poblada de invisibles fantasmas cuyos dientes rechinan y que tiemblan como hojas ...
Todas aquellas desnudas mujeres que amè cuando dejaban caer sus ropas eran relàmpagos que iluminaban las oscuras habitaciones llenando con su luz corpòreas aquellas sucias piezas de paredes descascaradas y espejos ya enmohecidos y aùn deformantes ...
Pero antes de hacer el amor recuerdo perfectamente que me dirigìa al baño a los efectos de lavarme bien el miembro y orinar denodadamente antes por miedo a no poder acabar
porque no se puede hacer todo a la vez y quien corre detràs de 2 liebres ... |
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años, fumando, como, un, escuerzo, haci, ndome, bolsa, pelota, destruy, inexorablemente, a, los, 16, añ |
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publicado por
proflice a las 20:26 · Sin comentarios
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